(Pronunciado el 1 de septiembre de 2010 en la Plaza de las Palomas)
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TEXTO
Ilustrísimo Señor Alcalde, Señoras y Señores Concejales, Autoridades, Accitanas y Accitanos, Señoras y Señores,
Desde mu chiquitilla, mi madre me traía a la Plaza de las Palomas al Pregón de la Feria. Era un ritual de obligado cumplimiento. Sólo cuando el acto acababa, pisábamos por primera vez el ferial y se me abría la veda para subir a los caballicos… Así que ya desde hace mucho tiempo tengo mu aprendía la lección de que, sin el Pregón y los Premios Ciudad de Guadix –y, por supuesto, el correspondiente concierto de la Banda Municipal de Música-, la Feria no empieza.
Este año estoy a este otro lado de la barrera y, por ello, agradezco al Alcalde y a la Corporación Municipal haber pensado en mí para pregonar la Feria 2010… y por supuesto, os doy las gracias a todos vosotros, paisanos, amigos, por estar acompañándome en este momento tan emotivo…
… porque si algo estoy es tremendamente emocionada…
Pocas cosas puede haber más emocionantes que el hecho de que tu propio pueblo te nombre portavoz de su faceta más alegre y festiva, de su faceta también más íntima y más atada a buenos recuerdos,… y esta emoción se transforma en entusiasmo cuando, como a mí me pasa, quiero tanto a Guadix.
Soy mu de Guadix. No lo puedo evitar. Quizás en esto tenga algo que ver el vínculo tan fuerte que me une a algo tan de Guadix como son las Cuevas. Mi padre, Manolito Lorente, hijo de Manolico el Pescaero, de los Cándidos, se ha encargado, desde luego, de mantener viva esta unión al barrio alto de Guadix…
… para él, siempre es buen momento para subir a la Ermita Nueva y hacer la visita a la Virgen de Gracia; o para fotografiar la Cañá de los Perales, donde está la que fue cueva de Loles y PapaTomás, mis bisabuelos, o aquella otra donde mi padre nació y vivió hasta su juventud; o para recorrer los cerros donde jugaba al fútbol, su gran pasión –para berrinche de mi abuela Encarna ‘la Bacalá’- pasión, que por cierto, de la que aún no ha colgado las botas, o para subir a ‘las panderetas’ que aún son accesibles; o para dar un paseico por ese laberinto de vereas y callecillas que él, sin embargo, conoce como la palma de la mano.
Por vía paterna me vino también el apego a la hermandad del Descendimiento, en la que salía de pequeñilla junto a mi amiga Ana Dolores, y el cariño a Don Rafael Varón, párroco de la Ermita Nueva y que tan buena labor social y espiritual hizo en aquellos años difíciles en los que las Cuevas eran mu distintas a las de hoy. Entonces, sin agua corriente ni alumbrado público, con caminos de tierra que comunicaban unas con otras, las Cuevas, al igual que el resto de barrios de Guadix, despedían año tras otro a jóvenes que se iban en masa a trabajar a Cataluña, al Levante, a Alemania…
…Precisamente Don Rafael tenía una gran amistad con el padre de mi madre, Sebastián, leonés de nacimiento pero accitano hasta la médula (sentimiento que también llevó a su trabajo aquí en el Ayuntamiento). Fijaos si se sentía de Guadix que, en sus últimos años de vida, se compró una cámara de fotos y fotografiaba sin ton ni son, una y otra vez, calles y rincones de la ciudad… todas le valían.
Y es que el hombre no sabía cómo expresar su amor por Guadix, ciudad a la que vino cuando era joven porque a su padre lo trasladaron de capitán al cuartel de la Guardia Civil, y Guadix le atrapó para siempre… aunque sospecho que en este ‘rapto emocional’ también tuvo bastante que ver mi abuela María, de los Valverdes de Guadix de toda la vida, -de la que recuerdo, a la par, su belleza y su carácter-, y cuyo test de accitanismo practicante lo superaba con creces con su gran devoción a la Virgen de las Angustias y al Nazareno, y con esos exquisitos guisos tan de esta tierra aprendidos de su madre, MamaMercedes, y que, para mi suerte, mi madre María Jesús perpetúa con sumo acierto.
Soy mu de Guadix. Desde chiquitilla he mamao las costumbres de esta tierra: Aprendí en la Infantita a cantar canciones en honor de San Antón, como la que empezaba ‘San Antón mató un marrano y no me dio las morcillas, y no me dio las morcillas…’ -que nos enseñó la seño Lourdes- y también a bailar el Fandango de Guadix –éste no me atrevo a entonarlo…-, que interpretábamos en aquellos certámenes que José María Ortiz Valero y otros tantos accitanistas acérrimos organizaban hace ya años aquí en esta misma Plaza, en cada San Torcuato.
Recibí mis primeras lecciones de guitarra en el estudio del tito Cándido y el tito Frasquito -hermanos de mi abuelo Manuel- en la calle San Francisco, donde entonces ya impartía clases mi tito Pepe, y durante años estuve en la rondalla que él dirigía y en la que, además de los temas habituales, tocábamos canciones mu de Guadix y de su comarca, como la ‘Jota de Carnaval’, el villancico de ‘Los Guitarricos’ o el ‘Cielo Azul’ –pieza fija en el repertorio de Don Carlos Ros y su Escolanía, que tan rico legado musical nos ha dejado… -.
Desde que me recuerdo en mi casa siempre ha habido toricos y marranicos de arcilla, jarras accitanas y diversos útiles de cocina de nuestras alfarerías. Siempre he tenido presente la tierra roja de Guadix, la tierra que nos parió.
También desde que era una cría ya corría el Cascamorras, e iba al ‘rosario de la aurora’ de la Virgen de las Angustias y al polideportivo municipal a ver al Guadix Club de Fútbol, y salía de penitente con el Cristo de la Misericordia (sencillo, silencioso, solitario,… tan de Guadix) … y por supuesto, desde que me conozco aprendí a exprimir cada momento de la Semana Santa, cita a la que procuro no faltar.
Y mis primeros pasos en esto de contar historias los di en Radio Guadix, donde tanto aprendí del oficio periodístico, sirviendo también de escuela de vida… Y en ‘Nieve y Cieno’ y en Wadi As, publicaciones en las que sigo colaborando, y que me ‘obligan’ –bendita obligación- a tener que pensar en la vieja Acci, un día sí y otro también.
No tengo arreglo. Soy mu de Guadix. Y prueba de ello es que llevo el calendario accitano grabado a fuego. Esté donde esté, siempre me vienen recuerdos de Guadix en sus fechas más señaladas.
Así, no hay 17 de enero en que no me acuerde de las nueve vueltas a la ermitilla de San Antón, y de la compra de la ‘cuña’ y el ‘cañadú’ en los puestos ambulantes de las eras, y de las luminarias del día de antes, que encienden Guadix hasta convertirla en nuestra Roma en llamas.
Ni tampoco pasa un 3 de febrero sin que no recupere aquellos San Blas de mi infancia, en los que riadas de accitanos marchábamos a toda mecha con las mechas encendidas de las velas con las que acompañábamos al santo protector de las gargantas.
De entonces guardo también el recuerdo de los charcos de cera que se formaban a la puerta de la iglesia de San Miguel, para calvario de Don Manuel Ruiz Ariza que, con la ayuda de Jose el Monaguillo, intentaba, con poco éxito, dispersar a los comensales del festín de cirios quemados, y cómo no, no puedo olvidarme de las manzanas bañadas de ese caramelo tan sabroso como pegajoso que comprábamos al término de la procesión, y de los pirulís y las piruletas colorás, y de esas frutas escarchás típicas de las fiestas de Guadix de toda la vida.
Ni tampoco hay Cuaresma sin que recuerde cómo ésta se vive en nuestra tierra: con los ensayos de las cuadrillas de costaleros por las calles, con las madres sacando las mantillas y las túnicas de los armarios, y la llegada, cuando rompe la primavera, de la Semana Santa… Y el “¡a ésta es!” del capataz, y el compás de los pasos mecidos al son de la música, el olor de las flores y del incienso…Y el sabor de los pestiños, la leche frita, las talbinas, el potaje de bacalao, los guisos en sobreusa y demás delicias semanasanteras tan de Guadix.
Ni pasa un 3 de mayo sin que me acuerde de las Cruces y los chavicos, fiesta que por fortuna hemos sabido recuperar. Ni puedo olvidar, cuando llega la fecha, la peregrinación a FaceRetama, lugar donde dieron muerte a San Torcuato, nuestro patrón, que celebra su día grande una semana después, el día 15…
Y San Torcuato me lleva al recuerdo de aquellas merendolas de tortas y habas en el campo de mi abuelo, desde donde se tiene una vista preciosa de Guadix: en primer plano la Catedral, detrás la Alcazaba y las cuevas y los cerros, y de fondo, Sierra Nevada y ese cielo azul tan de Guadix.
Tampoco puedo impedir que me asalte el recuerdo de las fiestas de la Estación, las de Santa Ana y las de Gracia, y las sangrías y las papas-asás del mes de agosto, y la cuestación del Cascamorras en los días previos a la Feria…
…Ni septiembre que no me lleve -me traiga- a la Feria ni día 9 sin pensar en el Cascamorras, ni un 29 sin acordarme de cómo la imagen de San Miguel desfilaba por su barrio -que fue el mío durante muchos años, y por el que tanto cariño sigo sintiendo-. Ni octubre sin el silencio que envuelve Guadix ni noviembre sin su Virgen de las Angustias ni diciembre sin su Inmaculada. El puente de la Purísima me trae el sabor de aquella masa de chorizo que se preparaba in situ en aquellas matanzas caseras.
Y de las Pascuas recupero los belenes vivientes de Santa Ana, las Nochebuenas del cura Campaña en Paulenca, los ‘aguilandos’ que íbamos dando por la huerta Milla cuando vivían allí mis abuelos paternos, los portalicos en los que “nevábamos” con harina los cerros que hacíamos con papel de embalar arrugao, los conciertos de Navidad de las corales accitanas, los bollos de pasas, los polvorones artesanos… y las Nocheviejas que amanecen con la escarcha por estola, y los churros con chocolate del Año Nuevo…
Y el 1 de enero me sigue sabiendo al arroz caldoso que preparaba en la lumbre mi abuela Encarna, ayudada por mi tita Concha y mi tita Isabel, para convidar a la familia por el santo de mi abuelo y mi padre, comida que siempre rematábamos tocando, con guitarras y bandurrias, piezas de rondalla.
Y el día 5, esté donde esté, la Cabalgata de Reyes que me viene a la mente siempre es la de Guadix, sin lujos ni brillos, pero siempre generosa en caramelos por los que la gente lucha como si le fuera la vida en ello, y el día 6 rescato la imagen de la Plaza de las Palomas, de esta plaza, llena de críos con los juguetes que han dejado para ellos los Magos de Oriente, y el ‘reflán’ que, a modo de consuelo ante la vuelta al trabajo tras el descanso navideño, repiten los accitanos por esas fechas: “¡Y hasta San Antón, Pascuas son!”.
Guadix, Guadix… veo Guadix en cada dicho, en cada hecho que sucede a mi alrededor. Ya fuera en Madrid, ciudad en la que he vivido, como en Berlín, donde actualmente resido, como allá donde vaya, Guadix viaja siempre conmigo. Así, en quienes se hacían aire en el metro para combatir el calor en aquellos días atroces del Madrid de finales de julio, podía llegar a reconocer el empeño que ponen las feligresas en refrescar sus rezos estivales en nuestras iglesias de Guadix, con esos abanicos grandes de filos de encaje; las prisas por querer hacerlo todo -cajas, mudanza, trámites-, en tiempo récord, marchaban al ritmo acelerado de los Trotanoches; el olor a nuevo de los muebles recién comprados para mi piso alemán me ha trasladado al que desprendían aquellos juegos de cartas olorosas que intercambiábamos las niñas en el colegio; en los grafitis que se suceden en los portales más alternativos de Berlín veo aquellos que llenaban (y según he podido comprobar, siguen llenando), la pared de los bajos del bloque que hay frente al Instituto Padre Poveda, y que veía a través de las ventanas de mi clase de Tercero de BUP…
Guadix, Guadix… ¡cuántos recuerdos!
Empecé a escribir el Pregón de Feria en Madrid. En aquellos días, me hallaba rematando el papeleo y acabando de vaciar el piso. Se acercaba la fecha elegida para poner punto y final a 12 años vividos en la capital de España, que tanto me ha dado…
Madrid es mi patria chica –aunque no haya conseguido hacerme hablar ‘finolis’-… No logro escuchar el chotis ese que dice “Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací” sin que se me empapen los ojos…porque allí desde el primer día fui una ‘gata’ más, porque siempre me dio una oportunidad, y otra, y otra…, porque me ha dado 1 novio, 2 perrillos y 4 bonsáis, porque allí dejo a amigos que he aprendido a querer como hermanos, y porque si Guadix puso la masa, Madrid aportó el cincel que me ha hecho tal y como soy, tal y como me presento aquí, ante vosotros, en esta noche de septiembre…
… pues bien, estando yo en plena mudanza me reencontré con trastos cuya existencia había olvidado por completo. Entre ellos, estaba uno de los cuadernos donde suelo apuntar las ideas que luego desarrollo en mis escritos. Di en concreto con uno en el que desgranaba algunos de los tesorillos que encierra Guadix: hablaba del placer de desperezarse un domingo por la mañana con el sonido de los pájaros y las campanas de la Catedral, y también con el de algún que otro ‘cuete’… ¡que mira que nos gusta tirar ‘cuetecicos’!
Volver a leer esas líneas me invitó a cerrar los ojos y emprender un viaje imaginario al viejo Guadix,… paseaba por los callejones de San Miguel, esos que tantas veces he recorrido de cría, y de ahí a la Magdalena, y al Cañaveral, y al Real de Santo Domingo. Y de San Miguel… a la Concepción, pasando por el Almorejo y el Barrio Latino. Y en la Puerta Alta me dejaba caer por las escalerillas de la zeta hasta Santiago y de ahí saltaba a Santa Ana. Sentía la humedad que sale de los portales de las casas antiguas de estos barrios viejos, olvidados por el hombre, pero no por esa luz prodigiosa que cae sobre sus tejados casi sin tejas…
…Pronto ese viaje, en vez de emoción, me empezó a llenar de pena, mucha pena, por el estado de abandono en que sigue estando el casco histórico. Así, esa turné por las calles calladas de Guadix se convirtió rápidamente en un llanto por la muerte lenta de nuestros viejos barrios, que no entienden de marañas burocráticas, de líos de competencias, de disputas familiares… ¿cómo revivir al viejo Guadix? ¿cómo rematar la rehabilitación del casco antiguo, labor que parece nunca acabar? En esa misma libretilla también estaban las notas de parte de las entrevistas que hice, para Wadi AS, hace ya algunos años, a accitanos residentes en Madrid. En sus testimonios, encuentro en parte las respuestas a las preguntas que acabo de plantear.
Tener una ciudad tan monumental como es Guadix exige de un compromiso especial, de un compromiso compartido en el que estén involucrados, por supuesto, los gobernantes, de uno y otro signo político, pero también, y aquí está la clave, nosotros, los accitanos de a pie, ya vivamos fuera, ya viváis de continuo en la ciudad.
Vosotros, gobernantes, luchad por Guadix. Anteponed Guadix a todo lo demás. Guadix, tan rota por tantos durante tantísimo tiempo (hablo de siglos), necesita recomponerse, piedra a piedra, con el trabajo de unos y otros, con la implicación constructiva de todos… Y a lo bueno que se empiece, da igual de donde parta, da igual la sigla política que lo ampare, hay que agarrarse.
Y nosotros, hijos, nietos de aquellos cueveros, sanmigueleros, santiagueros y santaneros que hicieron de sus barrios parte su identidad, tenemos que volver a llenarlos de vida.
Que se nos quite de la cabeza otra cosa… la recuperación del casco histórico no entiende sólo, que también, de inyectar dinero público en forma de subvenciones a la rehabilitación de viviendas y mobiliario urbano ni tan sólo, que también, de dotar a estos viejos barrios, de infraestructuras que sustituyan a aquellas que ya han quedado obsoletas.
Guadix nos necesita… necesita que las familias que estáis enfrentadas por el cacho de casa del bisabuelo que os corresponden entréis en razón y lleguéis a acuerdos para que, ya por vosotros mismos, como tras su venta, la casa vuelva a lucir como en sus mejores años; y que los jóvenes escuchemos lo que nuestros vecinos más mayores cuentan de cómo eran las costumbres de nuestros barrios -¡cuánto he aprendido estas noches de verano en las tertulias de silla de anea a la puerta de la casa!-; y que los que tenéis el gusanillo emprendedor –se me ocurre, por ejemplo-, que indaguéis en los oficios propios de aquellas barriadas históricas que han sido el motor, el alma de la ciudad, y por qué no podáis recuperarlos y darle una vuelta de tuerca a ojos del presente; y que los manitas, que en Guadix sois muchos, ofrezcáis, por qué no, vuestros conocimientos, para la recuperación de éste o aquél rincón con encanto no hace mucho tiempo y que ahora, por desgracia, está a punto de convertirse en una escombrera…
…cuando uno viaja y visita ciudades que, aunque con la décima parte del patrimonio cultural que tiene Guadix, le sacan lustre a cualquier ‘chuminá’ que tienen, uno se lleva las manos a la cabeza y se pregunta qué demonios llevamos haciendo aquí durante tanto tiempo. Por eso, estoy más que convencida de que más que de dineros –que también- se trata de aunar fuerzas, echarle ganas y también un poquico de imaginación al asunto…
…y de seguir esos honrosos ejemplos que nos dan los pueblos de nuestra comarca, que no se resignan a morir en el olvido, como son, por poner un par de ejemplos que están de actualidad, Jerez del Marquesado, con todos los actos que ha organizado para recordar el 50 aniversario del rescate del avión americano y en el que se implicó prácticamente todo el pueblo, o La Peza, con la reciente recreación de la gesta protagonizada por sus gentes, lideradas por el carbonero alcalde, que prefirió la muerte antes que entregar su pueblo al invasor francés.
Algo se está moviendo en la comarca, y es algo muy, muy bueno… también soplan vientos de cambio aquí en Guadix. Aquí en Guadix también hay motivos para la esperanza… desde un tiempo a esta parte, se percibe una intención decidida por parte de las distintas Corporaciones municipales, de uno y otro color, de los últimos años, de evitar la sangría de la emigración y la huida de proyectos. Cada equipo a su ritmo, cada cual a su manera, con sus aciertos y sus altibajos, ha procurado aportar su importante grano de arena al futuro de la ciudad… mis mejores deseos para que esta voluntad siga latiendo en cada decisión de futuro que se toma, desde la diferencia, pero con unión. ¡Cuánto daño nos hace estar to el santico día tirándonos los trastos a la cabeza, sacando miserias ajenas para brillar con luz propia!
Tenemos que impregnarnos de este espíritu de pueblo unido y fuerte que se deja sentir, por ejemplo, en el empeño que los santaneros estáis poniendo en recuperar vuestras fiestas, y en el cariño que los accitanos de pura cepa demostraron hace unos días en el acto de presentación del Cascamorras 2010, noche en la que abarrotamos el Teatro Mira de Amescua para apoyar a Juan Pedernal en su nuevo intento de hacerse con la Virgen de la Piedad, que con tanto celo guarda Baza.
Tenemos que coger esta ola. Unos y otros, políticos y ciudadanos. Las oportunidades buenas llegan una vez en mucho tiempo y ésta es una de esas. Hay que morir matando como hicieron, hace 200 años, los lapezanos. Hay que sudar hasta la última gota como, año tras año, hace el Cascamorras. No podemos seguir cruzándonos de brazos. Basta ya de lamentos. Basta ya de aferrarse al maldito “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Porque el tiempo pasa y Guadix nos necesita.
También entre esos papeles que encontré en la mudanza di con el discurso que preparé, junto a mis compañeros de la revista juvenil CLAVES, para pregonar la feria de Guadix del año 2001… Curioso juego de números que me lleva ahora, en 2010, a asumir esta responsabilidad en solitario… anécdota aparte, releer el pregón -teatralizado y multimedia, insólito en Guadix, ¡vaya campanazo que dimos!- me transportó a aquel mes de agosto que nos pasamos escribiendo un guión que, leído ahora, destila, por encima de todo, mucha ilusión.
Los míos, los de la generación de Espinete y ‘Verano Azul’; de Alaska y Dinarama y 091; de bocatas de Nocilla y de jugar a ‘policacos’ en la placeta, representábamos entonces el futuro de Guadix. Hoy somos el presente. Me consta que todos los que estuvimos implicados en CLAVES, y me consta que también buena parte de los de mi quinta, ponemos en práctica aquel orgullo accitano que pregonamos para la feria de 2001. Yo, al menos, me amarro con todas mis fuerzas a aquel ímpetu para evitar caer en el desánimo cuando escucho que vuelve a truncarse un nuevo proyecto para Guadix, o cuando sé de hostilidades que acaban por dejar en la cuneta una iniciativa prometedora, o cuando vengo al pueblo y descubro que ya no se celebra tal o cual evento porque a nadie le interesa.
Cuando estoy a punto de tirar la toalla, además de a todo esto a lo que me acabo de referir, también me agarro al recuerdo de un episodio al que debemos darle la importancia que merece. Comentando con mis padres mis primeras peripecias en Berlín, les contaba que lo que más me ha impresionado ha sido ver los restos de muro que aún se conservan. La caída del muro es el primer gran acontecimiento contemporáneo de magnitud mundial que recuerdo con total nitidez. En su día me llamó mucho la atención ver a la gente saltando el muro, o derribándolo con lo que tenían a mano. Me acuerdo de cómo lloraban y se abrazaban quienes habían estado separados por aquella ignominia que había desgarrado la identidad alemana, previamente machacada por el nazismo.
Guadix también derribó en los 80 su particular muro. También saltó la barrera del miedo que frena cualquier intento de progreso… Y también fue aquel un momento, una experiencia que se me grabó… Yo vivía en frente del ambulatorio viejo cuando allí os encerrasteis muchos de vosotros para pedir un hospital. Recuerdo, como si fuera ayer, aquellas cargas policiales sobre muchos de vosotros que exigíais que Guadix, al igual que Baza, tuviera también un hospital. Entonces se movilizó todo el pueblo. Hasta algunas cofradías de Semana Santa desfilaron por allí, en total ejercicio reivindicativo.
Hasta después de 20 años los accitanos no hemos conseguido hacernos con aquello por lo que luchamos. En este largo compás de espera, el Hospital ha formado parte de la carta que Guadix enviaba a los Reyes Magos un año tras otro, ha sido tema presente en los programas electorales de todos los partidos políticos, y hasta se ha merecido la letrilla de alguna chirigota, y no pocas Carocas.
Han pasado muchos años, sí, desde los encierros de mujeres, desde los pelotazos de goma, pero al fin, Guadix tiene aquello por lo que tanto batalló, lo que muestra que merece la pena poner toda la carne en el asador…. Y todos juntos… todos a una. Sólo dejando al lado las envidias, las rivalidades, el cenizo… podremos pasar del dicho al hecho. A las pruebas me remito.
Como os decía, yo me aferro a este inconformismo, a este no callarse, a este no dejarse llevar por la apatía, a este espíritu que pervive en todos nosotros, con mayor o menor intensidad. ¡Hay que desatarlo, hay que dejarlo salir! Y sin miedo… el miedo ha hecho ya mucho daño en Guadix, ¿no creéis?… el miedo a que te echen las lenguas, a que te cuelguen el sambenito, a que te den la puñalá trapera… El miedo nos lleva al critiqueo de mesa camilla, al lamento por lo mucho que se ha perdío, al “uno por el otro, la casa sin barrer”…
…pero no podemos consentir que esto siga doblegando voluntades. Decir las cosas alto y claro y en plaza pública alivia conciencias y despeja las mentes y, sobre todo, permite conectar con la esencia de Guadix, llegar a todo aquello que nos hace únicos, a todo lo que hemos heredado de nuestros padres, y éstos de los suyos, desde tiempos antiguos. Tan sólo dejando vicios aparte podremos tirar ‘del hilo de la vida’, de lo genuino que ha llegado a nosotros, de lo que han tirado tantos y tantos accitanistas convencidos; de lo que tiran tantos emigrantes, todos los Accitanos por el Mundo que hacemos patria allá donde vamos… y del que han aprendido a tirar aquellos que, aunque nacidos bajo otros soles, se han ‘dejado atrapar por Guadix’…y también en este ‘pelotón accitanista’ estáis vosotros, los Premios Ciudad de Guadix 2010, y todos los que habéis recibido este reconocimiento en ferias pasadas.
En esta transmisión de la esencia de Guadix de generación en generación merecen comentario aparte sus mujeres, las mujeres de Guadix… me he criado entre mujeres fuertes y desde esa fuerza he aprendido a ocupar un lugar en el mundo. Vosotras, mujeres de Guadix, también me habéis enseñado la importancia de sumar esfuerzos para conseguir cosas: desde que me recuerdo ahí estaba guerreando la asociación de mujeres de las Malvinas, predecesora de tantas otras que han venido después; y también quiero referirme a la gran labor que aquí en Guadix y comarca está desarrollando la Asociación de Lucha contra el Cáncer (Charo, MariRosi, Pura…), ¡cuánto bueno aprendí de vosotras el año pasado, cuando tuve la suerte de conoceros más de cerca!
Todos, mujeres y hombres, grandes y chicos, unidos por un mismo sentimiento, que es el cariño a Guadix, podemos evitar que Guadix pierda su identidad. Dejarse llevar por las modas del momento, en un mundo, como éste, que tiende a lo homogéneo, hará de Guadix una ciudad sin más… con una Semana Santa cada vez más parecida a la sevillana o a la malagueña; con unas fiestas de San Torcuato que dejaron de ser multitudinarias tiempos ha; y el Cascamorras ahora más que nunca necesita nuestro apoyo para seguir perteneciendo a quien en verdad debe pertenecerle, que es a los bastetanos y a los accitanos.
Tanto se nos llena la boca vendiendo Guadix como reclamo turístico que hemos olvidado lo más importante, que es Guadix mismamente. Sin conciencia de pueblo, Guadix cada vez olerá menos a tortas de chicharrones, a ‘plaza bastos’, a tiendas de toda la vida, a arcilla secada al sol… Guadix olerá menos a Guadix. ¡Claro que seguirán viniendo los guiris a fotografiar nuestros ‘bad-lands’ y nuestras Cuevas! Pero llegará un momento en que no quede nada auténtico por fotografiar… Sólo barrios de nueva construcción, ‘todo- a-cienes’ y placetas prefabricadas.
No… ¡no podemos permitir que esto llegue! Sujetémonos a ese Guadix combativo del hospital. Escuchemos las historietas que cuentan nuestros mayores. Leamos a los autores accitanos, de ayer –Sustari, Abentofail, Mira de Amescua, Tárrago y Mateos, Alarcón…- y de hoy –los Asenjo Sedano, los Valverde, Antonio Enrique…-. Interesémonos por descifrar el porqué de sus costumbres, los secretos de sus rincones, las historias de sus monumentos, … sin demoras, ¡sin excusas!
Queridos paisanos,
Falta poco para que la Feria 2010 quede oficialmente inaugurada. Por su carácter festivo, la Feria no da pie a la tristeza, si bien es inevitable que se me caiga la lagrimilla al recordar las ferias de mi infancia: y la ronda de visitas a las casas de mis abuelos y mis titos a por la propina pa los caballicos; el miedecillo que me daban los cabezudos de la Pública de las Fiestas; la alegría con la que iba a los cristobicas de por la tarde en el parque; o la traca de fin de fiestas que, junto a mi familia, veíamos desde el piso de mis abuelos María y Sebastián… Son muchos los recuerdos que se acumulan de las ‘Ferias de mi vida’, ya no sólo de la infancia, sino también en la adolescencia, con tan buenos ratos vividos en las carpas de discoteca y en los cacharricos ‘de mayores’.
Como me ocurre con Guadix, que viaja conmigo en cada vivencia, también brillan destellos de las ‘Ferias de mi vida’ en mi día a día. Y, así, la pitaera que se lía en los atascos de las grandes ciudades me lleva a las sirenas de las atracciones del ferial; y los pasos de los viajeros que se mueven por los pasillos del metro parecen seguir el compás de un zapateado; y los nerviecillos que sobrevienen ante una entrevista de trabajo, me guardan un lejano parecido a los que se sienten momentos antes de que arranque el viaje en ‘los toros mecánicos’ o en ‘la pandereta’. Siempre encuentro un pretexto para desempolvar mis ferias de Guadix…
…Y, al igual que por allí, en Alemania -que todo tiende a seguir un sacrosanto ‘sota-caballo-rey’, la Feria sigue, más o menos, cambio arriba, cambio abajo, el mismo guión de un año a otro: que si las competiciones deportivas; las Carocas y las exposiciones; el pregón y los Premios Ciudad de Guadix; los Cabezudos; los pasacalles; los teatros ‘de grandes’ y los teatricos pa niños; los conciertos y conciertillos; la cabalgata; la despedida del Cascamorras en el puente y los ‘cuetes’, sin olvidar la cita con el chorizo y el pinchito moruno, el ‘pale-cream’ y el bailoteo. Siempre lo mismo, sí, lo mismo. Pero es que necesitamos que esto no cambie. De hecho, cuando ha faltado alguna pieza del puzzle, hemos puesto el grito en el cielo.
Si bien esto es cierto, no obstante, cada Feria trae sus propios recuerdos, sus fotos fijas . ¿A quién su padre no le ha sacao un retrato mientras montaba en el ‘tren de la bruja’ o en el ‘escalextric’ para inmortalizar su debú en los cacharricos? ¿Acaso a ti no te fotografió cuando estrenaste el traje de gitanillo, o gitanilla, que te cosió tu abuela, o mientras te zampabas tu primer algodón de azúcar? ¿Y a veces no llegas a sentir el calor de la gente en aquel primer concierto al que fuiste con amigos?
Y, si te pones a pensar, hasta podrías recuperar la voz de aquel tombolero que cantó lo de “¡y otro y otro y otro perrito piloto!”, tu primer premio en la Tómbola, que te tocó después de invertir en boletos casi toda la propina de aquella Feria… ¡y tú que querías la bici!
Segurísimo que guardáis fotos de muchas de estas Ferias únicas de vuestra vida: por ejemplo, aquella en la que estás, junto a tus compañeros de cofradía, montando la caseta de hermandad; o ésa otra de la típica comida de Feria en la que aparece gente que, por desgracia, ya no está, y otros que te gustaría que entonces no hubieran aparecido contigo en esa foto; o aquella con las camisetas que sirven de uniforme a tu cuadrilla de amigos; o ésa en la que el gracioso de turno te ha cazado a mala idea mientras masticas un trozo de carne que se te está haciendo estopa; o ésa otra en la que posas junto a tu pandilla en las ‘casetas del agua’, absolutamente empapados; o la que le hiciste al machito del grupo mientras le daba al saco de boxeo o disparaba a los palillos con la escopetilla de plomos; fotos con tus amigas, muuuuchas, incluso mientras esperáis en la cola de los aseos móviles de las carpas. Fotos en blanco y negro. Fotos a color. Fotos. Cientos.
La Feria es todo esto y todo aquello otro que guardáis y que probablemente sacáis del baúl de los recuerdos cuando llega una nueva Feria y, con ello, una nueva ocasión para rememorar aquellas vivencias con la familia, con los amigos, en soledad.
La Feria son las ganas de los primeros días y el hartazgo de los últimos; la alegría del reencuentro y la pena tras el ‘cuete’ gordo; el latido emocionado por volver a escuchar aquel pasodoble que solías bailar con quien ya no está junto a ti y también la rabia irrefrenable al haberse cancelado el concierto estrella por la nube tan grande que ha caído por la tarde (que espero que no suceda este año, pero que ha sido un clásico en nuestras ferias…). Y qué es la vida sino un continuo “so” y “arre”…
Y, la Feria de Guadix, a diferencia de otras que se programan en julio y agosto, meses por excelencia de vacaciones, para que el emigrante cargado de añoranza tenga más fácil poder disfrutarlas; a diferencia de otras fiestas que no son fiestas si no duplican su población en esos días; a diferencia de esas otras que parecen diseñadas para el turista hambriento de lo ‘typical spanish’; a diferencia de otras tantas organizadas en honor de algún santo, ésta, la Feria de Guadix, está cortada a la hechura de Guadix, y Guadix no es pueblo de peloteras ni de trasnoches continuos ni de jaranas desmedidas. Es más bien de paseíco tranquilo (y económico) por el ferial, de teatro costumbrista en la placeta del Conde Luque o en el Mira de Amescua y de concierto de la banda en San Francisco, de su mijitica de pringá, su chocolatico y sus tejeringos, y de dejar para dos, a lo sumo, tres días, el desmelene festivo.
Por tanto, la Feria de Guadix es tan de Guadix como el Cascamorras, la Virgen de las Angustias y San Torcuato, como la arcilla y los tocinicos de cielo de la señá Frasquita, y nos brinda la ocasión perfecta para recordar, manque nos pese, que nacer entre estos cerros marca de por vida y que denominarse ‘accitano’ es algo más que un gentilicio.
Muchas gracias, Buenas Noches, ¡¡Y FELIZ FERIA 2010!!
Se me saltan las lágrimas, María Jesús.
Magnífico pregón!
Vosotros, mi familia de Madrid, también estáis presentes…12 años en la “capi” es casi la mitad de mi vida… sois muy importantes para mi, así que confío en que sigamos manteniendo el contacto. un abrazote
Enhorabuena Mª Jesus. El pregon nos ha gustado mucho
ya que vemos que llevas a tu familia, amigos, y a Guadix en el corazon.
muchos besos
Salus y Pili
Me alegra, familia! Un beso enorrrrrme
Anoche en la plaza de las palomas, te escuche el pregon de la feriay hoy ya en madrid he buscado aqui en el ordenador “algo”que me dijera mas de ti para conocerte. Yo soy tambien paisana y aunque vivo en madrid hace muchos años parece que no he salido de Guadix nunca. Bueno lo que te quiero decir es que me gusto muchisimo todo lo que nos dijiste rememorando las costumbres, rinconesy cosas familiares que yo tambien he vividoy me emocionaste ,ah! y no he visto un publico mas atento en un pregon. gracias Maria Jose
Muchísimas gracias, paisana! Me alegra que pasaras un rato bueno. Gracias a gente como tú, Accitanos por el Mundo, Guadix es conocido en todas partes!!
Estupendo pregón. Me has hecho recordar mis vivencias del Guadix de la infancia de tus padres (soy de su edad). Coincidimos en muchas cosas: la reivindicación de la recuperación del casco histórico, “nuestras “cofradías: Cristo de la Misericordia, (la única que mantiene su sabor accitano y no se ha sevillanizado), la del tercer domingo de agosto: La Virgen de Gracia y como no la romería a Face Retama. No se me ha olvidado el segundo domingo de noviembre.
Un abrazo.
Tati
Muchas gracias. Me alegro mucho de que pasases un buen ratico escuchando el pregón.
A pesar de que es más largo que un día sin pan, me lo he leído “enterico” de arriba abajo y me he emocionado. Y eso que ni soy de Guadix ni he estado en mi vida. Seguro que a tus paisanos (y sobre todo a tus padres) se les cayó más de una lagrimilla. Muy emotivo, muy ameno, lleno de recuerdos, anécdotas, pero también reivindicativo, llamando la atención sobre las cosas que importan y con ese toque de humor tuyo. Me habría gustado verlo en directo. Un besazo enorme desde esa patria que te dio 1 novio, 2 perros y 4 bonsais 🙂
gracias, Marisina! y recuerda que te espero prooooooonto!
Jamás vi tanto sentimiento puesto en un pregón de feria, a la vez que te has hartado de dar tortazos sin manos a unos y otros, para que se dejen de enfrentamientos absurdos que no conducen a nada y trabajen en una única dirección por Guadix y todo lo que nos rodea.
Enhorabuena.
Hola mi nombre es Encarna, y me alegra muchisimo todo lo relacionado con guadix mi pueblo me mine a Barcelona cuando era pequeña y no he podido ir mas por el momento y me gusta saber de sus gentes, recetas de cocina y cosas tradicionales de alli .
Tambien me gustaria saber si alguien vende a distancia, aceite, roscos, libros de cocina de guadix y cosas tipicas de guadix para poder comprar.
un saludo muy fuerte a todos
Encarna
Querida Encarna. Desconozco si se venden a distancia productos de Guadix, pero he de decirte que tienen una difusión bastante potente. Menudo sorpresón me llevé el año pasado, cuando en un supermercado en Berlín me encontré aceite Echinac. ¡No daba crédito! Respecto a lo que a mí me toca, te aseguro que seguiré poniendo mi granito de arena en esto de contarte cosicas sobre Guadix. Un fuerte abrazo
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